Día Internacional contra el Discurso del Odio

Cada 18 de junio se conmemora el Día Internacional para Contrarrestar el Discurso del Odio. Es un momento clave para llamar la atención sobre los efectos devastadores del lenguaje discriminatorio. Así como para promover la convivencia basada en el respeto y los derechos humanos. En este contexto surge El odio marca, una iniciativa pionera impulsada por el Parlamento Europeo y organizaciones comunitarias. Con ella se busca visibilizar espacios, físicos y digitales, donde el odio se ha manifestado y construir señales claras de rechazo social.

«El odio marca» parte del principio de que el discurso del odio no es solo palabra, sino violencia simbólica que fractura la cohesión comunitaria. A través de acciones colaborativas, diversos colectivos participan en la colocación de señales (marcas de odio) para simbolizar rechazos activos y fomentar el diálogo ciudadano. Estas intervenciones también se articulan mediante talleres, campañas educativas y paneles participativos impulsados por la UE, que involucran a ciudadanos de todas las edades para reforzar una cultura de tolerancia.

Según un informe reciente del Parlamento Europeo, el aumento del discurso de odio, tanto en línea como en la vida real, empieza a amenazar la democracia y los valores europeos . «El odio marca» responde a este desafío promoviendo la visibilidad de las consecuencias del odio y empoderando a la ciudadanía para actuar.

En el marco del Día Internacional para Contrarrestar el Discurso del Odio, esta iniciativa cobra aún más fuerza. Las marcas visibles, símbolos de rechazo colectivo, no solo educan sobre la gravedad del problema: también visibilizan el compromiso con los derechos humanos y la igualdad. Refuerzan la idea de que ninguna forma de odio —sea por raza, religión, género, orientación sexual u otros motivos— debe quedar impune ni normalizada.

El lenguaje inclusivo y respetuoso es la base para construir sociedades cohesionadas y pacíficas. En este día, participando en actividades como esta, promovemos comunidades más seguras, donde el diálogo no se silencia y la diversidad es una riqueza compartida. Actuar frente al odio no solo es un ejercicio de solidaridad, sino un compromiso con los valores democráticos y la dignidad humana.

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