Impacto de los incendios forestales en la salud
Debido a los incendios forestales que asolan España, miles de personas han sido evacuadas de sus casas en regiones como Castilla y León, Galicia, Extremadura, Castilla-La Mancha y Madrid. Desde Solidaridad Enfermera nos hacemos eco de la entrevista que EFE Salud ha realizado a la enfermera Rosa Pérez, Coordinadora de Divulgación de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), para comprender el impacto de los incendios forestales en la salud.
Consecuencias para la salud física
La experta explica que el humo contiene monóxido y dióxido de carbono, otros compuestos orgánicos tóxicos en el ambiente, como el benceno o el cianuro, y partículas suspendidas. A causa de su inhalación, pueden afectar a nivel respiratorio, cardiaco, alterar el sistema inmunitario y la oxigenación de los tejidos. Además, cabe destacar que el impacto de los incendios forestales en la salud es mayor en personas con enfermedades crónicas, personas mayores, mujeres embarazadas y población infantil.
Algunos de los síntomas provocados son: dificultad para respirar, dolor de garganta, tos, mucosidad, sequedad ocular, lesiones en córnea, dolor de cabeza, mareo, alteraciones del ritmo cardiaco, cansancio y dolor torácico. Por todo ello, se recomienda utilizar gafas protectoras, lágrimas artificiales y mascarillas con filtro N95 en las zonas aledañas.
Además, el Consejo General de Enfermería ha publicado consejos para actuar ante un incendio o ante posibles quemaduras.
Impacto en la salud mental
Los incendios pueden causar un fuerte impacto psicológico, incluyendo el trastorno de estrés postraumático (TEPT). En este sentido, la enfermera Rosa Pérez estima que, a veces, el cuidado psicológico se olvida.
El TEPT puede aparecer meses o años después del hecho traumático y afecta a la persona en su desempeño laboral y social. Los síntomas más comunes son: recuerdos intrusivos, conductas evitativas, pensamientos y sentimientos negativos, problemas de memoria y concentración y reacciones físicas y emocionales (sobresaltos, estado de alerta persistente, conductas autodestructivas, problemas para dormir, irritabilidad, sudoración, temblores o alteraciones del ritmo cardiaco).